
En momentos de crisis, el opio del pueblo es fundamental. Disfrutemos pues de esta droga maravillosa llamada fútbol. Yo aún sigo con la espina clavada de la Final de la Eurocopa de Francia 84. Aquello fue un duro golpe del que aún no me he recuperado. Lo que ocurre es que uno termina acostumbrándose.
¡Ánimo, este año seguro que pasamos de cuartos!
¡Que comience el espectáculo!
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